La internacionalización y el acceso a mercados exteriores se observa por un cada vez mayor número de empresas españolas como un factor crítico dentro de su estrategia empresarial, no sólo como vía coyuntural para atenuar el impacto negativo de la crisis económica en sus ventas nacionales, sino como parte inherente del carácter global que van adquiriendo las mismas, donde las barreras geográficas que limitaban sus oportunidades de negocio desaparecen y cualquier mercado que ofrezca potenciales oportunidades de negocio es visto con interés. No obstante, la internacionalización no está exenta de riesgos y obstáculos, algunos de los cuales han saltado a la primera plana de la actualidad económica recientemente a causa de las abruptas fluctuaciones de las divisas de Argentina, Rusia, Turquía y otros mercados emergentes, alertándonos  del significativo impacto que puede tener el riesgo de tipo de cambio, donde una evolución negativa del valor de la divisa en la que se perciben los ingresos frente a nuestra moneda contable puede erosionar los márgenes de beneficios en la cuenta de resultados de la empresa, poniendo en riesgo no solo la rentabilidad de la operación internacional sino la capacidad financiera de la propia empresa.

En éste mismo ámbito internacional, la empresa se va a enfrentar indudablemente al riesgo comercial o de crédito, derivado del incumplimiento de la contraparte de sus obligaciones contractuales y de pago. Y a todo ello se une el denominado riesgo-país, que engloba todos aquellos riesgos de índole político, seguridad jurídica y situación económica del país en cuestión que puedan afectar a la operación, como pueden ser por ejemplo inestabilidad macroeconómica o política, modificaciones en el marco jurídico y legal perniciosas para la operación comercial o de inversión como las expropiaciones, o incluso un conflicto armado o catástrofes naturales.

El sector asegurador y financiero facilita productos cada vez más sofisticados y al alcance de cualquier empresa orientada al exterior independientemente de su tamaño, a fin de optimizar la gestión de los mencionados riesgos, dotando de una mayor seguridad las transacciones comerciales y de inversión exterior al cubrir en gran parte los riesgos asociados. A los habituales seguros o contratos de tipos de cambio a modo de cobertura de evoluciones negativas de los tipos de cambio, también se ha desarrollado el seguro de crédito a la exportación, que viene a denominar a aquellos instrumentos financieros que tienen por fin cubrir los riesgos comerciales o de crédito en las operaciones comerciales, así como el riesgo país. En torno al riesgo de crédito existe una amplia modalidad de productos específicos para cada necesidad de la empresa, desde pólizas de coberturas globales a individuales del riesgo de impagos de clientes, así como asociados a la financiación internacional de la empresa como el factoring o forfaiting internacional, o pólizas de créditos documentarios, todos ellos ofertados tanto por sector financiero como el asegurador, con especial relevancia de entidades como COFACE o CESCE.

Finalmente, la cobertura del riesgo-país y riesgos extraordinarios es realizada casi en exclusiva por las pólizas al efecto ofertadas  por CESCE, que cuentan con la garantía del Estado para operaciones con plazo superior a 24 meses, o directamente de CESCE para plazo inferior.

 

Fluctuación divisas

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